domingo, 23 de noviembre de 2025

Los inicios del terror: la literatura gótica

En anteriores entradas ya hemos visto que el terror en sí existe prácticamente desde que el ser humano aprendió a comunicarse verbalmente y que en lo que es la literatura nos podemos ir hasta Dante y sus vívidas descripciones del infierno, pero si queremos concretar más podemos poner el punto de partida en 1764 con la publicación de El Castillo de Otranto, de Horace Walpole, con la que nació lo que llamamos la literatura gótica. Algunas de las características que asociamos con este tipo de literatura son ambientaciones tétricas en castillos, abadías o monasterios, leyendas o profecías que alertan de un peligro futuro, elementos sobrenaturales a priori inexplicables, tiranos que hacen la vida imposible a sus lacayos y héroes que se alzan para combatirlos.

El nombre del género deriva del término utilizado durante el Renacentismo para referirse a algo como medieval y bárbaro, de forma peroyativa, ya que la palabra se originó en la arquitectura gótica desarrollada por el pueblo godo. 

Horace Walpole, insatisfecho con la calidad de la literatura de su época, decidió coger el toro por los cuernos y publicar él mismo una novela afín a sus gustos. Pero no estaba muy convencido de que fuera a tener éxito y para evitar una posible humillación la publicó de forma anónima arguyendo que se trataba de una traducción de un antiguo texto italiano de 1529 descubierto en la biblioteca de una familia católica (el prefacio de esta primera edición es divertidísimo porque el mismo Walpole alaba con entusiasmo al autor del texto, echándose flores a sí mismo sin ningún pudor). El éxito de la novela hizo que se reeditara de nuevo ya con su nombre y con el subtítulo de "una historia gótica", siendo la primera vez que el término es utilizado en una novela.

Walpole influenció a varios autores de la época, entre ellos Clara Reeve con su The Old English Baron, publicado en 1778, en cuya introducción la autora nombra directamente a Walpole como inspiración para su novela, que sigue los pasos de Otranto pero con un tono algo más sobrio. En 1786 se publicó Vathek, de William Beckford, que destaca entre la novelas de este período por su ambientación arábica.

Pero por supuesto si hay un nombre propio en estos primeros años de la literatura gótica es el de Anne Radcliffe, que con sus cinco novelas se convirtió en la escritora más popular de su época, incluyendo a autores masculinos. Radcliffe se ganó su éxito a base de manejar con maestría el misterio en sus historias, dotándolas de elementos a priori sobrenaturales que terminaban por tener una explicación racional, y con heroínas tenaces que se tenían que enfrentar a numerosos peligros. Los misterios de Udolfo es su novela más famosa y su obra inspiró a autores como Jane Austen (que parodia el género en La abadía de Northanger), Mary Shelley o Walter Scott.

En 1796 se publicó El Monje de Matthew Lewis, que es para algunos el verdadero inicio del terror moderno y que en su momento causó una gran controversia por su contenido sexual explícito, lo que a su vez la hizo ser tremendamente popular. La propia Radcliffe quedó tan escandalizada tras leerla que escribió su novela El Italiano como respuesta.

Otra de las novelas destacadas del siglo XVIII es Wieland de Charles Brockden Brown, la que se considera la primera novela gótica estadounidense.

Frankenstein de Mary Shelley se publicó en 1818 y podemos decir que, junto a El Vampiro de Polidori de 1919 marcó otro punto y aparte en el género gótico aunque expertos marcan el final de la primera época entre 1920 (con la publicación de Melmoth el Errabundo, de Charles Robert Maturin y La Leyenda de Sleepy Hollow de Washingon Irving) y 1924 (con la publicación de The Private Memoirs and Confessions of a Justified Sinner de James Hogg). 

Es a partir de 1826 que comienza la segunda época, el terror gótico victoriano, en la que se darían a conocer autores como Poe, Sheridan LeFanu, Wilkie Collins, Oscar Wilde, H.G. Wells, R.L. Stevenson, Arthur Machen, Bram Stoker y por supuesto las hermanas Brontë. Pero de esta época hablaremos más adelante.

En los próximos meses daremos un repaso en este blog a las obras más emblemáticas del siglo XVIII y principios del siglo XIX empezando, cómo no, con El Castillo de Otranto. ¿Nos acompañaréis en el viaje?

domingo, 26 de octubre de 2025

Fear Street #15: The Prom Queen

Como muchos lectores de mi quinta, mi afición al terror me viene de leer los libros de Pesadillas cuando era una renacuaja. ¡Era completamente adicta! Todavía tengo los libros por casa, de hecho. Sin embargo, nunca llegué a leer los libros de la saga de Fear Street, y si no me equivoco aquí en España nunca fueron tan populares, o al menos yo no sabía de su existencia. Una lástima, porque me hubiera encantado leerlos de adolescente.

Mi primer acercamiento a esta saga fue viendo la trilogía de películas que estrenó Netflix en 2021, que me encantó. Y aprovechando que este año han estrenado otra entrega, me he animado a leer el libro en el que se basa, The Prom Queen.

Queda poco para el baile de fin de curso en el instituto de Shadyside, y cinco guapas adolescentes han sido escogidas como candidatas a ser la reina del baile: Lizzie, que es la narradora, y sus amigas Simone, Elana, Rachel y Dawn. Todas están muy emocionadas por ponerse la corona y no pueden esperar a que llegue el día, aunque tienen un cierto resquemor porque hay un asesino suelto por la zona que ya ha matado a dos chicas de su edad. Cuando las amigas de Lizzie empiezan a ser asesinadas una tras otra, esta se convence de que el asesino en serie tiene puestas las miras en las futuras reinas del baile y que tarde o temprano le va a tocar el turno a ella.

El estilo de Stine es muy similar al de Pesadillas solo que un pelín más adulto y bastante más sangriento, ya que aquí los personajes son adolescentes en vez de preadolescentes. Es una lectura muy ligera, con capítulos muy cortos, y como es seña de identidad del autor, la mayoría terminan con un gancho que te anima a seguir leyendo.

La historia está contada a través del punto de vista de Lizzie que va sospechando de diversos personajes y buscando cómo demostrarlo. El misterio está chulo, es como una película slasher, y contiene mucho mamarracheo con las pullas entre las chicas y sus líos con los chicos, por lo que la lectura es muy amena y divertida. La identidad del asesino es bastante fácil de adivinar si uno se conoce más o menos las convenciones del género pero eso no quita que la resolución sea satisfactoria.

Como hizo Lois Duncan con sus libros la versión que está disponible ahora de esta novela está modernizada, aunque por suerte el único cambio es que cuando las chicas van al cine la película está protagonizada por Timothée Chalamet, por lo demás tampoco se nota tanto que sea originalmente de los noventa.

Y en cuanto a la adaptación, poco tiene que ver con el libro más allá de que candidatas a reinas del baile vayan muriendo una a una. No está mal como complemento, pero no es una adaptación fiel en absoluto y desde luego no es tan buena como la trilogía original.

Fear Street es una muy buena opción para los que tengáis adolescentes en casa que quieran iniciarse en el terror porque R.L. Stine es el rey del terror juvenil y engancha como pocos, pero también es muy disfrutable para los adultos que se lo pasen bien con las películas slasher de asesinos que andan por ahí matando adolescentes. Yo, desde luego, pienso seguir leyendo más libros de esta saga porque son un disfrute total.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Las ratas

James Herbert (1943-2013) fue un escritor británico especializado en el terror que debutó en 1974 precisamente con este título. Herbert afirmó inspirarse en una de las películas de Drácula en la que Renfield relata sus sueños acerca de hordas de ratas así como en su propia experiencia viviendo en el East End de Londres.

La novela trata de una invasión de una especie de ratas mutantes que comienza en las zonas más pobres del East End. Estas ratas negras son tan grandes como perros, están organizadas, no tienen miedo y lo peor de todo, están sedientas de sangre y carne humanas. Lo que empieza como incidentes aislados va escalando hasta una plaga que, si no se encuentra la manera de controlar, podría acabar con todo Londres. Harris, un profesor de arte, es reclutado por el Secretario de Sanidad para que los ayude después de ser testigo de varios de estos incidentes.

La historia es bastante directa y va a lo que va: ratas asesinas dándose festines con todo aquel que pillen por banda. Herbert no se corta a la hora de describir las muertes y las mutilaciones de los personajes (y no se salva nadie: hay un capítulo sobre la horrible muerte de una bebita y su perro), y a medida que avanza el libro la cosa va en aumento, con masacres en lugares como estaciones de metro o cines que ponen los pelos de punta solo de imaginarlas.

El autor utiliza la técnica de presentarnos a diversos personajes, mostrarnos algunas pinceladas de sus vidas para que nos familiaricemos con ellos y cuando ya los conocemos un poco entonces los mata de una forma terrible, aunque de vez en cuando nos da un respiro haciendo que algunos de estos personajes sobreviva.

Herbert también aprovecha para hacer una crítica social nada velada acerca de cómo las zonas de la ciudad que no interesan (las que afectan principalmente a la clase obrera que se desloma para poder sobrevivir y subsiste en penosas condiciones) están descuidadas por el Gobierno y la poca iniciativa de los que están en el poder de arreglar los problemas hasta que es demasiado tarde.

The Rats es una novela que disfrutarán aquellos que se lo pasan pipa con esas películas de terror de serie B de los ochenta del subgénero del creature feature que ofrecen casquería a tope y toda clase de creativas muertes y al que no le importe desbloquear nuevos miedos. Cortita, intensa, de esas que te dejan mal cuerpo pero no puedes parar de leer. Eso sí, si sois de los que no os gusta ver animales sufrir, ni os acerquéis.

A la novela le siguen otras dos entregas y una novela gráfica en la que los ataques de las ratas continúan. Las ratas tiene una edición reciente en España por La Biblioteca de Carfax, las secuelas habrá que buscarlas de segunda mano o tirar por el inglés porque no parece que las vayan a reeditar pronto.

Fue llevada al cine en 1982 con el título Deadly Eyes (Fieras Radiactivas en España, disponible en Filmin).